Cuando
todo era nada, dos poderosas fuerzas chocaron entre si. La Armonía y el Caos
hicieron explosión y todo fue creado en ese gran estallido de maná y pureza.
Gracias a eso, el ser que dominaba el Caos y la Entropía tomó la forma de un
gran Fironzai, de largos cabellos negros y cuernos y cola de amatista, y
tomando el nombre de Northal, ayudó a Minerva a crear el mundo de Crystalis.
Sin
embargo, con el tiempo, los demás dioses fueron creando sus propios hijos... su
propia igual, Minerva, creó a los suyos... y los respetaban e idolatraban como
los dioses que eran, pero a Northal no le permitían utilizar sus dones para
crear a su propia raza. Él era consciente del motivo: el Caos que vivía en su
interior podía transmitirse a sus creaciones, y estos podían volver el mundo
del revés. Lo entendió y, pese a la frustración, siguió viendo a sus compañeros
y sus hijos viviendo tranquilamente.
Sin
embargo, cuando la primera gran guerra ocurrió en Crystalis, Northal increpó a
sus hermanos, especialmente a Minerva, el hecho de que él no pudiera haber
creado una raza por preocupación por las demás, pero esas otras razas crearon
el mismo caos que aumentaba el poder del dios entrópico. Minerva y Northal
tuvieron la más grande de las discusiones, con la conclusión de que el propio
Northal se apartó de los demás y creó a sus hijos: Los Demonios.
Al
principio, los primeros demonios fueron conocidos como Vagabundos, ya que eran
una raza que no tenía un hogar real. Fueron creados gracias a la energía
caótica de Northal y a un grupo de Zarons que vivían con la divinidad, los
cuales tomaron ese nombre, pero con el pasar del tiempo lo cambiaron para hacer
sentir orgulloso a su padre divino y se convirtieron en los Demonios
Primordiales.
Su
primer hijo, Tezcaa, salió prácticamente igual a su padre, además de que
ascendió en ser el primer demonio en volverse un Zai. Este viajó por el mundo,
pero al estar fuera de balance con su propia existencia, decidió desobedecer a
su padre siempre que tuviera la oportunidad.
Asmodeo,
el segundo hijo, fue muy similar al primero, pero Northal se preocupó en formar
una relación de obediencia con él más que de libertad. Este segundo hijo
también ascendió a las filas de los Zai, pero su lealtad hacia su padre lo
llevó a todos los confines de Crystalis para preparar cualquiera que fuera el
plan que tuviera el divino del caos... y entrando en conflicto siempre que se
encontraba con su hermano mayor, Tezcaa.
Los
demás, creaciones hechas en base a ensayo y error por la experiencia con sus
dos primeros hijos, llevaron el caos que Minerva temía a Crystalis, mucho más
profundamente que cualquiera de las otras razas, hasta tal punto de que hubo no
una, si no tres grandes guerras contra los conocidos como “Lores Demonio”.
Debido
a esas grandes batallas, Northal fue cayendo cada vez más y más en la propia
locura que se fundía con su ser, hasta el punto en que decidió salir del propio
Welgaia donde estaba atrapado y dirigir a las razas en el mundo físico.
Aquello
fue la gota que colmó el vaso para los demás dioses, y pese a la reticiencia de
algunos, todos ellos empezaron a preparar una contramedida para su futura
batalla contra Northal. Este, por su parte, sabía que no podía salir con su
cuerpo original, puesto que él mismo había impuesto una regla de que los
divinos no pudieran influir en el mundo con su cuerpo real ya que podían
desequilibrar todo elemento real en Crystalis, así que preparó un recipiente
adecuado: su propio avatar... un cuerpo especial similar al suyo, pero con la
capacidad de convertirse en alguien igual a sus propios hijos. Un Fironzai con
sangre de demonios.
Sin
embargo, tardó mucho en conseguir tal proeza. Los cuerpos de Fironzai eran una
rareza, no hablemos ya de un cuerpo suficientemente desarrollado para que él
pudiera no solo modificarlo sino también ocuparlo. Puso a sus demonios a buscar
cuerpos desde el final de la tercera gran guerra demoníaca por criptas antiguas
para encontrar cualquier rastro de la antigua raza de Minerva. Tardaron miles
de años, pero al final consiguieron recrear un cuerpo con los estándares de su
divinidad.
Debido
al tiempo empleado, Northal fue cayendo lenta pero inexorablemente hacia la
locura. Había abandonado por completo a sus hermanos en la cima del árbol de
las almas en el interior de Welgaia y vagaba por las zonas más bajas del más
allá, cada vez más obcecado en su supuesta venganza contra Minerva, a la cual
odiaba y amaba con todas sus fuerzas. Sabía que ella tenía razón, pero al mismo
tiempo sabía que podía hacer lo que Minerva temía que hiciera. La contradicción
en su pensamiento hacía que cada vez sea más difícil de pensar en su mente, y
eso a veces incluso se pasaba a sus hijos.
Al
final, un día, apareció su hijo Asmodeo con un cuerpo perfecto para él. Habían
pasado siglos desde entonces, y los demonios habían estado esparciendo el caos
por todo Crystalis hasta el punto de que sus hermanos, incluída Minerva,
viajaron al mundo de los vivos con sus propios avatares. Estaba listo para
salir, pero para hacerlo, necesitaba una gran afluencia de almas, algo que
consiguió gracias a una enorme explosión creada por aquellos que no podían usar
magia.
Aquel
día habría quedado grabado en la historia como la catástrofe más grande de
Crystalis si no hubiera sido por el hecho de que el propio Northal surgió por
una de las cuevas de las almas más concurridas, mostrando su cuerpo y
transformándose en una abominación nunca antes vista. Su locura surgió con todo
su poder, mostrándose como el ser más terrorífico, y acabando con el pueblo que
se había creado al lado de la cueva... el advenimiento de Northal había
llegado.
Sin
embargo, no tardaron mucho tiempo en llegar sus hermanos con sus cuerpos
mortales. Después de que Minerva y Northal tuvieran una fuerte discusión, la
cual terminó en una enorme batalla. Los registros dicen que tardaron doce días
con sus doce noches en terminar de pelear.
El
resultado fue la derrota del Dios del Caos.
Las
fuerzas de todos los dioses consiguieron arrinconarlo, pero fue el sacrificio
del Eterno, Crystalos, lo que consiguió detenerlo por completo. Al dar su forma
física, construyó un sello al romper por completo el cuerpo mortal de Northal
en doce partes y sellándolos en pequeñas semillas de cristal, y su espíritu fue
apresado en una esfera de energía divina.
Northal
aceptó su derrota, y Minerva, junto a otros dioses, viajaron hasta lo más
profundo del más allá, donde encontraron la torre gigantesca donde se veneraba
al dios del caos dentro de la única ciudad en el mundo espiritual: Nilfheim.
Ahí, pusieron el espíritu de su hermano entrópico para que descansara hasta que
su mente volviera a la normalidad.
Desde
entonces, muchos Lores Demonio de Nilfheim han tratado de despertar de su sueño
al dios del caos, pero ninguno lo ha conseguido. Solo los más poderosos han
podido llegar a escuchar la voz de su padre desde el interior del sello, el
cual ningún demonio sabe todavía donde se forma ni en qué lugar están sus
llaves.
Cualquiera
con la capacidad puede llegar hasta la cima de la Torre de Northal y ver la
esfera donde está el espíritu del divino, el cual toma la forma de su avatar
Fironzai. Si se tiene la habilidad para hablar con los dioses, o se es un Zai
Demonio, podrán hablar con el espíritu de Northal sin problema alguno mientras
este espera a liberarse.
El décimo mes del año en Crystalis se conoce como Northen, y es conocido por ser el mes en el que las hojas caen de los árboles. También tiene un día particular: 20 de Northen, donde se celebra la caída del Caos, ya que según los registros fue en esta fecha cuando Northal cayó frente a sus hermanos divinos. Normalmente se celebra en los poblados con un festival y a medianoche se quema una estatua de paja en la plaza, simbolizando la victoria de la Armonía frente al Caos.
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