Nombre del Avatar: Lilith Moulinrouge.
Cuando
todo era nuevo y nada estaba creado, la existencia de varios entes estaba en un
equilibrio realmente extraño... hasta que colisionaron dos de ellos. El ser que
englobaba la armonía, la propia existencia y el cosmos chocó contra el ser que
representaba al caos, la entropía y el cambio. Con ello, el universo fue
creado.
Después
de ello, la existencia que regía la Armonía tomó forma física usando el gran
poder del maná y adoptó el cuerpo de una joven Fironzai de largos cabellos
rubios, cuernos y cola de oro, ojos de color miel y piel blanca como la
porcelana. Acto seguido, la Señora de la Armonía tomó el nombre de Minerva.
Si
se hace caso a las enseñanzas de la religión politeísta, en unos pocos días
Minerva junto a Northal, Señor del Caos, con la ayuda de los otros dos grandes
dioses, Crystalos el Eterno y Fafnir el Sagrado Padre, llamaron al resto de dioses
y entre todos crearon la vida, las leyes y el planeta de Crystalis.
Minerva
creó con su infinito poder a la raza de los Fironzai a su imagen y semejanza,
dejándolos en Crystalos con la misión de dirigir al mundo y aprovechar sus
recursos para llevar la prosperidad a ellos y a sus vecinos, los miembros de
las demás razas, las cuales fueron creadas por el resto de los dioses. Una vez
las razas se establecieron, Minerva decidió, junto al resto de dioses, emigrar
a Welgaia, el Más Allá, donde residen en la parte más alta del gran árbol de
las almas, donde solo los más puros y rectos pueden servir a los dioses como
sus acompañantes.
Sin
embargo, con el paso de los años, los Fironzai, hijos de Minerva,
desaparecieron de la faz de Crystalis, pero sus enseñanzas perduraron en los
hijos de las demás divinidades, por lo que el conocimiento de la Señora de la
Armonía continuó sin ningún problema.
Miles
de años después, una discusión entre ella y Northal provocó que el Señor del
Caos creara a su propia raza, algo que disgustó a Minerva, no porque tuviera
una coyuntura personal con el divino, si no que varios dioses, ella incluída,
temían que se filtrara en esa raza su naturaleza caótica y entrópica y afectara
al equilibrio que había entre las razas. Sin embargo, Northal no hizo caso y
creó a la raza de los Demonios... algo que afectó un poco a su relación con sus
hermanos.
Mucho
tiempo después, Minerva recibió el aviso de que Northal estaba afectando física
y espiritualmente en el mundo de los mortales, algo que habían decidido no
hacer ya que su poderosa aura hacía que, aunque solo fuera permanecer allí,
hacía que el mundo cambiara a favor de sus ideas. Y aunque Northal no había
salido al mundo de las personas con su cuerpo, sus acólitos y seguidores, los
demonios, estaban desestabilizando el mundo para que su deidad pudiera reinar
en el planeta.
Minerva
fue avisada por Crystalos en el interior de un cuerpo mortal, lo que él llamó
“Avatar”. Gracias al Eterno, Minerva decidió poner un punto y final a las
maquinaciones de Northal, ya que desde su discusión el Señor del Caos había
abandonado las altas zonas de Welgaia para ir hasta lo más profundo, evitando
contacto con sus compañeros divinos. Sin embargo, preparar cuerpos lo
suficientemente buenos para los dioses sería tardado y difícil, pero entre
Minerva, Crystalos y Fafnir consiguieron preparar un grupo de “Avatares” para
que ellos viajaran por el mundo.
La
única que tuvo un cuerpo especial, fuera de las razas de aquella época, fue la
propia Minerva, la cual tomó el cuerpo de un Fironzai, y experimentó la vida
tomando el nombre de Lilith Moulinrouge, descubriendo todo aquello que los
mortales viven día a día.
Sin
embargo, y pese haber utilizado sus poderes para encontrar a sus compañeros, el
mal que se había hecho en Crystalis ya estaba afianzado, y lo único que podían
hacer era paliar la situación. Cuando todos los divinos dentro de sus avatares
encontraron la salida por la que Northal iba a salir, lucharon contra él en la
zona donde todavía no iba a afectar al mundo.
Al
derrotar a Northal, sin embargo, hubo un gran sacrificio, gracias al cual
Northal fue sellado en lo más profundo de Welgaia en una enorme torre. Pero al
mismo tiempo, para poder “curar” a Crystalis, los dioses usaron el mismo
sacrificio para separar el planeta en dos mitades. Aunque Minerva lo hizo con
gran dolor y tristeza ya que no deseaba que las creaciones de sus hermanos
estuvieran segregadas, la entropía creada por Northal y sus hijos se había
extendido por todo el planeta afectando las mentes de todos, por lo que
decidieron que lo mejor era que durante un largo tiempo estuvieran separados.
Minerva,
después de regresar a Welgaia como Lilith, se fue directa a su hogar en lo más
alto, pero durante muchos años estuvo triste, ya que de los cuatro grandes dioses
ella era la única que ahora vivía allí, ya que Northal fue encerrado, Crystalos
se sacrificó por la paz, y Fafnir vivía en Selenia, la luna blanca de
Crystalis.
Su
templo principal está actualmente en Lemah, en la comarca de Enverenice.
Anteriormente estaba en la capital de la Santa Sede de Aucutli, la cual tenía
el mismo nombre (Lemah), pero después de la destrucción del santo reino se creó
el templo en la ciudad que tomó su lugar.
No
ha vuelto a verse en la tierra de los vivos desde entonces. Algunos dicen que
espera a que Crystalis esté listo de nuevo, o a que el sello de Crystalos se
rompa. Sin embargo, nadie sabe exactamente lo que la Señora de la Armonía
espera.
El séptimo mes del año lleva su nombre, Minervan, y es conocido como el inicio del calor en el mundo. El día 15 de este mes es conocido como el día de la Armonía, el cual fue el advenimiento de los divinos en el plano mortal, y se celebra con comidas y deteniendo cualquier tipo de acto bélico al menos durante ese día, ya que según la tradición, si se lucha durante este día Minerva maldecirá a aquellos que no se mantienen con calma en su celebración.
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