Nombre del Avatar:
Su Avatar Dragón mantiene su nombre, mientras que su Avatar humanoide recibe el
nombre de Siegfried Fafnir.
Otro
de los seres atemporales y eternos, pues cuando el Tiempo dio paso a la Armonía
y al Caos, la Existencia apareció para dar paso a la vida. Sin embargo, a
diferencia de sus hermanos, que tomaron formas humanoides, la Existencia tomó
el cuerpo de un gigantesco ser al que se le dio el nombre de “dragón”.
Cuando
Crystalos, el Tiempo, lo nombró, recibió el nombre de Fafnir. Al igual que
Crystalos manejaba el Tiempo y el Espacio, él manejaba la propia existencia, y
dicen que es gracias a este colosal dragón de platino que la vida pudo empezar
en un páramo inerte. Tanto amaba la existencia que Fafnir perduró siempre
dentro del mundo material junto a sus propios hijos, los dragones, los cuales
se convirtieron en los representantes divinos.
Sin
embargo, con el paso del tiempo, la propia presencia del Sagrado Padre podía
afectar a los humanoides, ya que los Intra lo buscaban como el líder de los Zai
para formar un contrato. Por esta misma razón, aunque a Fafnir le gustaban los
contratos para la gente que de verdad se los merecían, tomó la decisión de
viajar junto a varios humanoides hacia el espacio, donde vivieron en Selenia,
la luna menor del planeta. Allí vio como el paso de las eras creaba a los
Selenitas, y Fafnir incluso recibió un templo, el cual es su templo principal y
donde vivía, olvidando su morada en Welgaia.
Durante
los siglos que vivió en la luna menor, Fafnir enseñó muchas cosas a sus
habitantes. Algunos incluso nacían con el don de la evocación, y los entrenó
para poder seguir la estela de los Intra en la superficie. Muchas veces, sin
embargo, viajaba por si mismo hacia Crystalis y veía la situación, visitando a
sus hijos dragones y encontrando sus evolucionadas formas, los Monarcas Dragón,
que no solo eran dragones si no también Zai. Fafnir estaba realmente contento,
ya que aunque amaba a los humanoides, sus favoritos siempre serían los
dragones.
Pero,
por desgracia, la época en la que los dragones estuvieran en peligro no
tardaría en llegar, ya que los humanoides empezaron a ver a los dragones no
solo como seres de increíble poder y sabiduría, si no también de increíble
codicia y peligro. Y era cierto que los dragones coleccionaban tesoros debido a
que a Fafnir le gustaban los tesoros, y algunas veces hacían de las suyas
contra los humanoides para aumentar sus colecciones. Se hicieron legendarias
las guaridas de los dragones que amontonaban cientos, si no miles de tesoros, y
los más avariciosos decidieron atacar a dichos dragones para robar sus tesoros.
El número de los dracónidos descendió peligrosamente hasta que estos empezaron
a esconderse todavía más fervientemente.
Fafnir,
por su parte, estaba preocupado. Pensó en el hecho de que los números de los
dragones eran tan bajos, y decidió un gran experimento cuando visitó el Reino
de las Arenas (lo que en un futuro sería llamado el Califato de Alamut). Cuando
visitó la zona, descubrió a los Fusdragon, seres muy similares a los dragones
pero también a los humanoides. Cuando preguntó, descubrió que eran
descendientes de dragones, y pensó que, quizás, con un poco de suerte, podría
empezar a repoblar al mundo con sus hijos.
Fue
por este motivo que desde antes de la caída de la niebla, Fafnir comenzó a
tener amantes esporádicas. Aunque otros dioses han estado criticando la forma
de llevar su plan a Fafnir, este ha obviado dichas quejas, pensando que debería
poder llevarlo a cabo. Al fin y al cabo, el Dragón de Platino, el Sagrado
Padre, debería poder tener más hijos dragones.
Al
principio, pensó en sus hijos, los dragones. Pero no eran tantos como para
poder llevarlo a cabo. Después, pensó en los humanoides de las razas, y tomó la
forma de un Selenita para relacionarse con ellos, llamándose Siegfried Fafnir.
Viajó por el mundo, conociendo damas que le resultaran interesantes y con
potencial... a decir verdad, dedicó una investigación casi demasiado fría a
este proyecto. Pero, a diferencia de lo que podría llegar a pasar, Siegfried solía
encariñarse con sus parejas femeninas.
Sin
embargo, el experimento no resultó como esperaba. Cada vez que nacía un bebé
entre la unión de Siegfried y una mujer humanoide, lo que salía no era un
semizai, o un Fusdragon, mucho menos un dragón... el resultado era un Intra con
altas capacidades mágicas. Todos tenían los ojos morados, como los de
Siegfried, y en la espalda de todos ellos tenían marcas similares a las de una
cicatriz, como si les hubieran cortado unas alas que deberían estar ahí. Era
cierto que todos ellos tenían la capacidad de lanzar un potente conjuro
elemental conocido como Aurora, uno de los hechizos más potentes y peligrosos
de todos, y es descendencia directa de la habilidad principal de Fafnir, Aurora
Divina, la cual compartía una versión más débil con sus hijos dragones,
conocida como Aurora Boreal. Sin embargo, pese a la gran capacidad mágica
descendiente de su sangre divina, los hijos de Fafnir nunca llegaron a
convertirse en dragones.
Frustrado,
Fafnir continuó su investigación para repoblar el mundo con dragones, pero lo
único que consiguió fue tener una idea más fácil de qué personas podrían dar a
luz a sus hijos e hijas. Con el tiempo, sin embargo, Fafnir decidió que, aunque
no puede dar dragones al mundo, sus hijos, con el tiempo, era posible que si lo
hiciera, por lo que decidió vigilarlos a través de los años, y cuando pasara
cierto tiempo, se presentaría ante ellos y les diría si son aptos para tomar su
apellido o no. Si eran merecedores, les permitía hacer un pacto y les daba el
título de “Zaifa’Intra”, además de su apellido.
Durante
la guerra contra Northal luchó contra él en su forma de dragón, y desde
entonces ha viajado por Crystalis y Selenia en su forma de Selenita. No ha ido
mucho a Welgaia debido a que suele ser buscado por los Intras que se creen
merecedores de un pacto con él, y por su investigación para tener nuevos
dragones. Se dice que siempre ha tratado de ayudar a los héroes que se precien,
ya sea con conocimiento, enseñanza o equipo.
Su
templo principal está en Artúridas, la capital Selenita. Sus seguidores suelen
ser siempre Intras, Selenitas, Fusdragon, dragoneros y Dragones, pero no se
desprecia a nadie que quiera seguir a este dios, el cual pregona el hecho de
que la Existencia debe ser pareja para todos, pero que esta nunca debe de
faltar. También da sus mensajes divinos a los dragones, los cuales pueden
escuchar su voz, por lo que se consideran a los dragones y a los Monarcas
Dragón como sus mensajeros directos.
Cuando
tiene la forma de su cuerpo dragón, es un colosal dragón de escamas de platino
y ojos morados, con una larga cabellera blanca, de un tamaño de más de 24
metros de altura y 48 metros de largo. Cuando está en su forma humanoide, su
altura es de 2 metros, sus cabellos suelen variar entre largos y peinados para
atrás, de color blanco con mechones de plata y sin un pelo en la barba, o calvo
por completo y una barba de candado del mismo color. Sus ojos son morados,
igual que su forma dragón, pero sus ropas suelen ser siempre entre blancas y
plateadas. Como armas, maneja un bastón largo de mago híbrido, que se convierte
en una lanza.
El mes que recibe nombre de este dios es el primero, el cual es Tiuh’Fafnir, también conocido como el mes del renacimiento. La festividad más importante de ese mes es el primer día del año, la celebración de la entrada del año nuevo con el nombre de “El Descenso del Dragón”, la cual se hace durante toda la madrugada del día 1, con bailes, fiestas y una gran fogata, la cual la tradición dicta que al saltar sobre las llamas, uno se purifica del anterior año para entrar limpio al siguiente.
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