domingo, 20 de febrero de 2022

Fafnir, el Sagrado Padre

Fafnir, el Sagrado Padre

Nombre del Avatar: Su Avatar Dragón mantiene su nombre, mientras que su Avatar humanoide recibe el nombre de Siegfried Fafnir.

Otro de los seres atemporales y eternos, pues cuando el Tiempo dio paso a la Armonía y al Caos, la Existencia apareció para dar paso a la vida. Sin embargo, a diferencia de sus hermanos, que tomaron formas humanoides, la Existencia tomó el cuerpo de un gigantesco ser al que se le dio el nombre de “dragón”.

Cuando Crystalos, el Tiempo, lo nombró, recibió el nombre de Fafnir. Al igual que Crystalos manejaba el Tiempo y el Espacio, él manejaba la propia existencia, y dicen que es gracias a este colosal dragón de platino que la vida pudo empezar en un páramo inerte. Tanto amaba la existencia que Fafnir perduró siempre dentro del mundo material junto a sus propios hijos, los dragones, los cuales se convirtieron en los representantes divinos.

Sin embargo, con el paso del tiempo, la propia presencia del Sagrado Padre podía afectar a los humanoides, ya que los Intra lo buscaban como el líder de los Zai para formar un contrato. Por esta misma razón, aunque a Fafnir le gustaban los contratos para la gente que de verdad se los merecían, tomó la decisión de viajar junto a varios humanoides hacia el espacio, donde vivieron en Selenia, la luna menor del planeta. Allí vio como el paso de las eras creaba a los Selenitas, y Fafnir incluso recibió un templo, el cual es su templo principal y donde vivía, olvidando su morada en Welgaia.

Durante los siglos que vivió en la luna menor, Fafnir enseñó muchas cosas a sus habitantes. Algunos incluso nacían con el don de la evocación, y los entrenó para poder seguir la estela de los Intra en la superficie. Muchas veces, sin embargo, viajaba por si mismo hacia Crystalis y veía la situación, visitando a sus hijos dragones y encontrando sus evolucionadas formas, los Monarcas Dragón, que no solo eran dragones si no también Zai. Fafnir estaba realmente contento, ya que aunque amaba a los humanoides, sus favoritos siempre serían los dragones.

Pero, por desgracia, la época en la que los dragones estuvieran en peligro no tardaría en llegar, ya que los humanoides empezaron a ver a los dragones no solo como seres de increíble poder y sabiduría, si no también de increíble codicia y peligro. Y era cierto que los dragones coleccionaban tesoros debido a que a Fafnir le gustaban los tesoros, y algunas veces hacían de las suyas contra los humanoides para aumentar sus colecciones. Se hicieron legendarias las guaridas de los dragones que amontonaban cientos, si no miles de tesoros, y los más avariciosos decidieron atacar a dichos dragones para robar sus tesoros. El número de los dracónidos descendió peligrosamente hasta que estos empezaron a esconderse todavía más fervientemente.

Fafnir, por su parte, estaba preocupado. Pensó en el hecho de que los números de los dragones eran tan bajos, y decidió un gran experimento cuando visitó el Reino de las Arenas (lo que en un futuro sería llamado el Califato de Alamut). Cuando visitó la zona, descubrió a los Fusdragon, seres muy similares a los dragones pero también a los humanoides. Cuando preguntó, descubrió que eran descendientes de dragones, y pensó que, quizás, con un poco de suerte, podría empezar a repoblar al mundo con sus hijos.

Fue por este motivo que desde antes de la caída de la niebla, Fafnir comenzó a tener amantes esporádicas. Aunque otros dioses han estado criticando la forma de llevar su plan a Fafnir, este ha obviado dichas quejas, pensando que debería poder llevarlo a cabo. Al fin y al cabo, el Dragón de Platino, el Sagrado Padre, debería poder tener más hijos dragones.

Al principio, pensó en sus hijos, los dragones. Pero no eran tantos como para poder llevarlo a cabo. Después, pensó en los humanoides de las razas, y tomó la forma de un Selenita para relacionarse con ellos, llamándose Siegfried Fafnir. Viajó por el mundo, conociendo damas que le resultaran interesantes y con potencial... a decir verdad, dedicó una investigación casi demasiado fría a este proyecto. Pero, a diferencia de lo que podría llegar a pasar, Siegfried solía encariñarse con sus parejas femeninas.

Sin embargo, el experimento no resultó como esperaba. Cada vez que nacía un bebé entre la unión de Siegfried y una mujer humanoide, lo que salía no era un semizai, o un Fusdragon, mucho menos un dragón... el resultado era un Intra con altas capacidades mágicas. Todos tenían los ojos morados, como los de Siegfried, y en la espalda de todos ellos tenían marcas similares a las de una cicatriz, como si les hubieran cortado unas alas que deberían estar ahí. Era cierto que todos ellos tenían la capacidad de lanzar un potente conjuro elemental conocido como Aurora, uno de los hechizos más potentes y peligrosos de todos, y es descendencia directa de la habilidad principal de Fafnir, Aurora Divina, la cual compartía una versión más débil con sus hijos dragones, conocida como Aurora Boreal. Sin embargo, pese a la gran capacidad mágica descendiente de su sangre divina, los hijos de Fafnir nunca llegaron a convertirse en dragones.

Frustrado, Fafnir continuó su investigación para repoblar el mundo con dragones, pero lo único que consiguió fue tener una idea más fácil de qué personas podrían dar a luz a sus hijos e hijas. Con el tiempo, sin embargo, Fafnir decidió que, aunque no puede dar dragones al mundo, sus hijos, con el tiempo, era posible que si lo hiciera, por lo que decidió vigilarlos a través de los años, y cuando pasara cierto tiempo, se presentaría ante ellos y les diría si son aptos para tomar su apellido o no. Si eran merecedores, les permitía hacer un pacto y les daba el título de “Zaifa’Intra”, además de su apellido.

Durante la guerra contra Northal luchó contra él en su forma de dragón, y desde entonces ha viajado por Crystalis y Selenia en su forma de Selenita. No ha ido mucho a Welgaia debido a que suele ser buscado por los Intras que se creen merecedores de un pacto con él, y por su investigación para tener nuevos dragones. Se dice que siempre ha tratado de ayudar a los héroes que se precien, ya sea con conocimiento, enseñanza o equipo.

Su templo principal está en Artúridas, la capital Selenita. Sus seguidores suelen ser siempre Intras, Selenitas, Fusdragon, dragoneros y Dragones, pero no se desprecia a nadie que quiera seguir a este dios, el cual pregona el hecho de que la Existencia debe ser pareja para todos, pero que esta nunca debe de faltar. También da sus mensajes divinos a los dragones, los cuales pueden escuchar su voz, por lo que se consideran a los dragones y a los Monarcas Dragón como sus mensajeros directos.

Cuando tiene la forma de su cuerpo dragón, es un colosal dragón de escamas de platino y ojos morados, con una larga cabellera blanca, de un tamaño de más de 24 metros de altura y 48 metros de largo. Cuando está en su forma humanoide, su altura es de 2 metros, sus cabellos suelen variar entre largos y peinados para atrás, de color blanco con mechones de plata y sin un pelo en la barba, o calvo por completo y una barba de candado del mismo color. Sus ojos son morados, igual que su forma dragón, pero sus ropas suelen ser siempre entre blancas y plateadas. Como armas, maneja un bastón largo de mago híbrido, que se convierte en una lanza.

El mes que recibe nombre de este dios es el primero, el cual es Tiuh’Fafnir, también conocido como el mes del renacimiento. La festividad más importante de ese mes es el primer día del año, la celebración de la entrada del año nuevo con el nombre de “El Descenso del Dragón”, la cual se hace durante toda la madrugada del día 1, con bailes, fiestas y una gran fogata, la cual la tradición dicta que al saltar sobre las llamas, uno se purifica del anterior año para entrar limpio al siguiente.

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