Al
inicio de los tiempos solo existía la nada, pero durante los cientos de miles
de años en que la nada existía, algo nació en su interior. Dos entes, dos seres
de incalculable poder chocaron y se apartaron, pero sentían que debían estar
cerca, por lo que volvieron a chocar.
Y
así, de la Nada apareció el Universo.
Y
así, de la Nada apareció el Caos.
Estas
dos entidades todopoderosas existían en el mismo sitio y en diferentes lugares
al mismo tiempo, tratando de expandirse y contraerse y de alejarse y tocarse.
En uno de esos potentes choques, el Tiempo, otro ente que había sido creado
desde la Nada cuando ellos dos aparecieron, entró en contacto con ellos y todo
estalló en una gran explosión de energía que se expandió por toda la Nada,
creando las galaxias.
Sin
embargo, los tres grandes entes vieron que las galaxias estaban creando grandes
planetas, y bajaron a uno, donde otro ente, conocido como la Existencia, los
esperaba. Los cuatro entes eran hermanos e iguales, y después de calmarse, los
cuatro decidieron crear vida en ese planeta.
Al
principio, el mundo no tenía nada salvo tormentas, temblores, maremotos e
incendios, así que el Universo llamó al viento para que detuviera las
tormentas. La Diosa del Viento apareció y bajó de los cielos, sumisa ante
ellos, recibiendo por parte del Tiempo el nombre de Selenia.
El
Caos llamó entonces a la tierra para que dejara de temblar y sacudirse, y esta
se detuvo. De entre las grietas de los temblores que ahora estaban detenidos
surgió el Dios de la Tierra, y rindió pleitesía al recibir el nombre de Mimir por parte del Padre Tiempo.
El
Dios de la Tierra pidió que los mares dejaran de golpear sus costas con tanta
furia, y el Universo llamó a las aguas a detenerse. De entre las olas apareció
la Diosa del Agua, la cual agachó su cuerpo armado por completo ante los grandes
entes, y dijo que no tenía ningún problema con la tierra, si no con el fuego
que quemaba en ella, pues no deseaba daño por culpa de las llamas. El Padre
Tiempo le dio el nombre de Nereida.
Fue
entonces que el Caos llamó al fuego, y el fuego respondió a la llamada con un
fuerte rugido desde el interior de la tierra entre la lava y el fuego. El Dios
del Fuego se acercó a ellos y pidió clemencia, pues su propia presencia hacía
que el fuego se expandiera y pidió disculpas, las cuales Nereida aceptó. El Padre
Tiempo bautizó a este dios como Sigmund.
Fue
entonces que el planeta se mantuvo calmado y tranquilo, pero todavía no estaba
todo perfecto. La Existencia entonces miró al cielo, y vio que no había nada
allí, por lo que llamó a la Luz y a la Sombra, las cuales aparecieron en un
destello. Dos hermanas, gemelas ellas, agacharon la cabeza, y recibieron la
misión de crear el Día y la Noche, las cuales lo aceptaron con pasión.
Recibieron el nombre de Lenea de la Vida
y Astrid de la Muerte, ya que ambas
serían las encargadas de manejar esos asuntos.
Por
último, el Padre Tiempo vio que había algo que faltaba, y surgió de su pecho un
destello hermoso y calmado del que apareció una hermosa niña, la cual hizo que
la calma en el interior de cada uno se manifestara. El Padre Tiempo la bautizó
como Walkyria, la Diosa del
Espíritu, la cual daría almas a cada una de las criaturas vivientes.
Por
último, el Padre Tiempo bautizó a sus hermanos y a si mismo para tener nombres
propios.
El
Señor de la Existencia, Fafnir, tomó
la forma de un gigantesco dragón de escamas de platino.
El
Señor del Caos y el Cambio, Northal,
tomó la forma de un humanoide con cuernos y cabellos de amatista.
La
Señora de la Armonía y del Universo, Minerva,
tomó la forma de un humanoide con cuernos, tres ojos y hermoso cabello dorado.
Y
él mismo, el Señor del Tiempo y del Espacio, Crystalos, no tomó una forma física definida, pues estaba en todas
partes y en ninguna al mismo tiempo.
Y
estos últimos tomaron el título de “Los Cuatro Grandes”, mientras que los
cuatro dioses de los elementos tomaron el nombre de “Los Cuatro Elementales”, y
las tres menores tomaron el nombre de “Las Tres Hermanas”.
Entre
los once divinos crearon todo aquello que había en el planeta, desde océanos
hasta volcanes. Desde el aire que se respira hasta los bosques que dan la vida.
El Sol, las lunas, las estrellas y la Tierra de las Mil Lunas donde las almas
descansarán y se prepararán para reencarnar.
Y
por último, crearon la vida. Animales, bestias mágicas, dioses menores y personas.
Los creados fueron a imagen y semejanza de Minerva y Northal, y tomaron el
nombre de Fironzai, mientras que los dioses menores fueron conocidos como Zai.
Y cuando todo estuvo hecho, los Divinos fueron hacia el Más Allá, el cual era
joven y pequeño, y crearon una ciudadela donde las almas más puras y grandes
descansarían bajo el mando de los dioses.
Y
una vez ahí, descansaron.
Este
relato es conocido como “El Primer
Grimorio Divino”.
Descansaron
y vieron como sus hijos evolucionaban, creaban imperios, los veían caer, hacían
arte y guerras. Vieron como la Tierra de las Mil Lunas se expandía por el
número de almas y con felicidad conocían a los mortales que los visitaban en
espíritu... hasta que Northal tomó el camino equivocado.
El
Dios del Caos creó un conflicto tan grande que afectó a todo el mundo, creando
personas que no podían usar el don de la magia que los dioses habían dado a los
seres vivos. Los hijos de los dioses, ahora de diferentes razas, tamaños y
formas, tuvieron una enorme batalla a tal punto de que los dioses tuvieron que
tomar forma humanoide y presentarse en Crystalis, el nombre del planeta que
tanto habían cuidado.
Durante
años, Crystalis tuvo conflictos por todas partes. Muertes por doquier de ambos
bandos, caos por cada rincón, todo para que Northal pudiera surgir en el mundo
mortal con su cuerpo real y afectar al mundo. Sin embargo, sus planes fueron
frustados a última instancia cuando sus hermanos y compañeros detuvieron sus
maquinaciones y, con el sacrificio de Crystalos, sellaron al Dios Caótico y
expulsaron a los Caídos del mundo, rodeando a sus protegidos por la
impenetrable Niebla Mística que rodea el mundo hasta este día.
Para
proteger su sello, los dioses crearon seis templos sagrados con sus propias
manos, y plantaron un fragmento del corazón de Crystalos en ellos para suplir
de maná al sello y al mundo, y de ese pedacito del divino surgió un hermoso
árbol con frutos enjoyados que daban al mundo la energía que necesita para
mantenerse en calma.
Los
Dioses dejaron el alma sellada de Northal en lo más profundo del Más Allá, en
una torre que bautizaron como “La Torre del Caos”, y la cerraron con llave para
que nunca nadie pudiera entrar. Los Demonios, creación de Northal, y algunos de
sus hijos, los Daemon, empezaron a reunirse alrededor de la torre, creando una
ciudad para ellos mismos.
Y
finalmente, los dioses viajaron por el mundo, arreglando los problemas que
Northal causó, hasta que regresaron al Más Allá y nadie más supo de ellos.
Existen
leyendas de que a veces, los divinos toman su forma humanoide y viajan por el
mundo, viendo lo que ha pasado hasta ahora, y regresan a su hogar para hablarlo
con sus hermanos y hermanas.
A esta segunda parte se le conoce como “El Segundo Grimorio Divino”.
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