sábado, 26 de junio de 2021

El Mito de la Creación del Sendero de los Once

Al inicio de los tiempos solo existía la nada, pero durante los cientos de miles de años en que la nada existía, algo nació en su interior. Dos entes, dos seres de incalculable poder chocaron y se apartaron, pero sentían que debían estar cerca, por lo que volvieron a chocar.

Y así, de la Nada apareció el Universo.

Y así, de la Nada apareció el Caos.

Estas dos entidades todopoderosas existían en el mismo sitio y en diferentes lugares al mismo tiempo, tratando de expandirse y contraerse y de alejarse y tocarse. En uno de esos potentes choques, el Tiempo, otro ente que había sido creado desde la Nada cuando ellos dos aparecieron, entró en contacto con ellos y todo estalló en una gran explosión de energía que se expandió por toda la Nada, creando las galaxias.

Sin embargo, los tres grandes entes vieron que las galaxias estaban creando grandes planetas, y bajaron a uno, donde otro ente, conocido como la Existencia, los esperaba. Los cuatro entes eran hermanos e iguales, y después de calmarse, los cuatro decidieron crear vida en ese planeta.

Al principio, el mundo no tenía nada salvo tormentas, temblores, maremotos e incendios, así que el Universo llamó al viento para que detuviera las tormentas. La Diosa del Viento apareció y bajó de los cielos, sumisa ante ellos, recibiendo por parte del Tiempo el nombre de Selenia.

El Caos llamó entonces a la tierra para que dejara de temblar y sacudirse, y esta se detuvo. De entre las grietas de los temblores que ahora estaban detenidos surgió el Dios de la Tierra, y rindió pleitesía al recibir el nombre de Mimir por parte del Padre Tiempo.

El Dios de la Tierra pidió que los mares dejaran de golpear sus costas con tanta furia, y el Universo llamó a las aguas a detenerse. De entre las olas apareció la Diosa del Agua, la cual agachó su cuerpo armado por completo ante los grandes entes, y dijo que no tenía ningún problema con la tierra, si no con el fuego que quemaba en ella, pues no deseaba daño por culpa de las llamas. El Padre Tiempo le dio el nombre de Nereida.

Fue entonces que el Caos llamó al fuego, y el fuego respondió a la llamada con un fuerte rugido desde el interior de la tierra entre la lava y el fuego. El Dios del Fuego se acercó a ellos y pidió clemencia, pues su propia presencia hacía que el fuego se expandiera y pidió disculpas, las cuales Nereida aceptó. El Padre Tiempo bautizó a este dios como Sigmund.

Fue entonces que el planeta se mantuvo calmado y tranquilo, pero todavía no estaba todo perfecto. La Existencia entonces miró al cielo, y vio que no había nada allí, por lo que llamó a la Luz y a la Sombra, las cuales aparecieron en un destello. Dos hermanas, gemelas ellas, agacharon la cabeza, y recibieron la misión de crear el Día y la Noche, las cuales lo aceptaron con pasión. Recibieron el nombre de Lenea de la Vida y Astrid de la Muerte, ya que ambas serían las encargadas de manejar esos asuntos.

Por último, el Padre Tiempo vio que había algo que faltaba, y surgió de su pecho un destello hermoso y calmado del que apareció una hermosa niña, la cual hizo que la calma en el interior de cada uno se manifestara. El Padre Tiempo la bautizó como Walkyria, la Diosa del Espíritu, la cual daría almas a cada una de las criaturas vivientes.

Por último, el Padre Tiempo bautizó a sus hermanos y a si mismo para tener nombres propios.

El Señor de la Existencia, Fafnir, tomó la forma de un gigantesco dragón de escamas de platino.

El Señor del Caos y el Cambio, Northal, tomó la forma de un humanoide con cuernos y cabellos de amatista.

La Señora de la Armonía y del Universo, Minerva, tomó la forma de un humanoide con cuernos, tres ojos y hermoso cabello dorado.

Y él mismo, el Señor del Tiempo y del Espacio, Crystalos, no tomó una forma física definida, pues estaba en todas partes y en ninguna al mismo tiempo.

Y estos últimos tomaron el título de “Los Cuatro Grandes”, mientras que los cuatro dioses de los elementos tomaron el nombre de “Los Cuatro Elementales”, y las tres menores tomaron el nombre de “Las Tres Hermanas”.

Entre los once divinos crearon todo aquello que había en el planeta, desde océanos hasta volcanes. Desde el aire que se respira hasta los bosques que dan la vida. El Sol, las lunas, las estrellas y la Tierra de las Mil Lunas donde las almas descansarán y se prepararán para reencarnar.

Y por último, crearon la vida. Animales, bestias mágicas, dioses menores y personas. Los creados fueron a imagen y semejanza de Minerva y Northal, y tomaron el nombre de Fironzai, mientras que los dioses menores fueron conocidos como Zai. Y cuando todo estuvo hecho, los Divinos fueron hacia el Más Allá, el cual era joven y pequeño, y crearon una ciudadela donde las almas más puras y grandes descansarían bajo el mando de los dioses.

Y una vez ahí, descansaron.

Este relato es conocido como “El Primer Grimorio Divino”.

Descansaron y vieron como sus hijos evolucionaban, creaban imperios, los veían caer, hacían arte y guerras. Vieron como la Tierra de las Mil Lunas se expandía por el número de almas y con felicidad conocían a los mortales que los visitaban en espíritu... hasta que Northal tomó el camino equivocado.

El Dios del Caos creó un conflicto tan grande que afectó a todo el mundo, creando personas que no podían usar el don de la magia que los dioses habían dado a los seres vivos. Los hijos de los dioses, ahora de diferentes razas, tamaños y formas, tuvieron una enorme batalla a tal punto de que los dioses tuvieron que tomar forma humanoide y presentarse en Crystalis, el nombre del planeta que tanto habían cuidado.

Durante años, Crystalis tuvo conflictos por todas partes. Muertes por doquier de ambos bandos, caos por cada rincón, todo para que Northal pudiera surgir en el mundo mortal con su cuerpo real y afectar al mundo. Sin embargo, sus planes fueron frustados a última instancia cuando sus hermanos y compañeros detuvieron sus maquinaciones y, con el sacrificio de Crystalos, sellaron al Dios Caótico y expulsaron a los Caídos del mundo, rodeando a sus protegidos por la impenetrable Niebla Mística que rodea el mundo hasta este día.

Para proteger su sello, los dioses crearon seis templos sagrados con sus propias manos, y plantaron un fragmento del corazón de Crystalos en ellos para suplir de maná al sello y al mundo, y de ese pedacito del divino surgió un hermoso árbol con frutos enjoyados que daban al mundo la energía que necesita para mantenerse en calma.

Los Dioses dejaron el alma sellada de Northal en lo más profundo del Más Allá, en una torre que bautizaron como “La Torre del Caos”, y la cerraron con llave para que nunca nadie pudiera entrar. Los Demonios, creación de Northal, y algunos de sus hijos, los Daemon, empezaron a reunirse alrededor de la torre, creando una ciudad para ellos mismos.

Y finalmente, los dioses viajaron por el mundo, arreglando los problemas que Northal causó, hasta que regresaron al Más Allá y nadie más supo de ellos.

Existen leyendas de que a veces, los divinos toman su forma humanoide y viajan por el mundo, viendo lo que ha pasado hasta ahora, y regresan a su hogar para hablarlo con sus hermanos y hermanas.

A esta segunda parte se le conoce como “El Segundo Grimorio Divino”.

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